martes, 22 de junio de 2010

2012: LA PROFECÍA (1ª Parte)

¿Ciencia, tradición o superstición?

La ciencia avala un alineamiento galáctico muy especial, un eclipse del centro de la galaxia para el 21 de diciembre de 2012, justo el momento en que el calendario maya de cuenta larga, de 5.125 años se acaba. ¿Es casualidad? ¿Qué consecuencias tendrá?

En la primera pregunta hay consenso, parece que todos los estudiosos de la civilización maya coinciden en afirmar el exquisito conocimiento de astronomía que parecía poseer este y otros pueblos mesoamericanos de registro imborrable muy a pesar de los conquistadores, cuyo denodado afán en borrar toda huella de conocimiento, no ha logrado velar del todo la brillante ilustración de unos barbaros capaces de rejistrar los ciclos de eónes con una exactitud de horas.

Ya he ilustrado en el blog de Arqueología Imposible, la manera en que multiplicaban los mayas sin necesidad de memorizar las tablas euclídeas que todos hemos aprendido, y de hecho ilustraré en cuanto termine de recopilar todas las pruebas, la manera en que Mayas y otros pueblos muy anteriores, en concreto los Olmecas (aunque tengo justificadas sospechas de que también los pueblos Incas y sus ancestros), circunvalaban el globo terrestre a través de los mares de manera casi cotidiana y con una exactitud que algunos científicos calificarían de "diabólica".

Muy pronto el conocimiento del genoma humano avalará muchas heregías científicas de este tipo y nadie se sorprenderá de lo cultos que hemos podido llegar a ser hace milenios y de los bárbaros que somos hoy, sin embargo, por el momento la polémica esta servida en lo referente a la segunda cuestión con que se abre este artículo: ¿Qué consecuencias puede tener esta fecha para el mundo?

Las respuestas son de lo más variado, desde los que apoyan la posibilidad de un armagedón con datos en la mano, hasta estudiosos del apocalipsis que hablaban de una cruz en el cielo para el fin de los tiempos, y que ahora no quieren saber nada de eónes aunque sí de continuar con su particular cruzada a la Ilustración.

Por si fuera poco, algunos científicos ven en el aumento de los desastres naturales de los últimos años evidencias de un desastre geológico que tendría su máximo en torno a 2012.

Libros, revistas, periódicos y páginas web debaten sobre las posibles consecuencias de esta fecha y las distintas maneras de entender un supuesto fin del mundo o de los tiempos, aunque parecen girar en torno a un centro de gravedad prácticamente generalizado: el de la llegada de una renovación, un renacimiento de la conciencia humana.

En otros tiempos el mayor obstáculo del conocimiento era la comunicación entre los seres humanos y el afán de algunos de mantener sus estatus de privilegio a costa de la la oscuridad de los demás, sin embargo hoy, recién nacida Internet, cuando la tecnología ha creido desplazar a la magia, el conocimiento sigue velado por otros motivos, principalmente las cantidades masivas de información que se abren a nuestros sentidos. Hoy el problema no es el conocimiento sino el discernimiento. Hoy la sabiduría no desaparece entre las llamas de la intolerancia, sino entre cortinas de atractivas falacias y océanos de falsedad que repiten sus mantras hasta hacernoslos creer, pues poca cosa ya se comprueba.

El objetivo de este nuevo artículo es orientar un poco al lector interesado en lo que respecta al fin del tiempo del mundo maya, trascribiendo una serie de entrevistas a reconocidas autoridades en la civilización maya, científicos reputados y escritores de éxito, en las que nos dejaban una muestra de sus opiniones, a las cuales me adhiero plenamente en algunos casos, y en otros, como se verá, no me queda otro remedio que puntualizar o completar ciertos aspectos bajo mi humilde perspectiva.

El ser humano actual occidental y occidentalizado percibe el tiempo linealmente, con un presente que avanza del pasado al futuro de manera homogenea, irrepetible y uniforme. Sin embargo los mayas, como otras muchas culturas a lo largo y ancho del globo, lo entendían como algo fluido y cíclico, creían que los periodos temporales se repetían en unos ciclos dentro de otros mayores, y los representaban en una serie de círculos concéntricos, el mayor de los cuales describía el cómpuro de las eras del mundo, o más biblicamente si se quiere, eónes.

Los mayas no eran los únicos que concibieron una cosmología cíclica con altos y bajos, principios y finales, apocalipsis y renovaciones. Las profecías mayas son compartidas por otras culturas antiguas de América, incluidas la Hopi y la Inca. El psicólogo y escritor Alberto Villoldo ha pasado muchos años con ancianos andinos y ha podido traernos de nuevo su advertencia de un período catastrófico para la humanidad, pero también de una nueva edad de oro:

Dr. Alberto Villoldo (Psychologist, author, shaman, healer, sage...)

"Los mayas eran unos astrónomos extraordinarios. Podían predecir fenómenos celestiales muchos siglos antes de que ocurrieran.

Los humanos se han convertido en unos parásitos de este planeta; estamos cometiendo un matricidio, matando a la madre que nos mantiene. La tierra está diseñada para mantener una población de menos de mil millones de personas que van a trabajar en bicicleta, no a 7.000 millones conduciendo autos todoterreno.

Y la profecía habla de un momento de llamamiento a la humanidad, de una cosecha de almas y de la desaparición de gran parte de la raza humana, y del comienzo de un milenio dorado de tremendas oportunidades. La profecía es muy optimista y llena de esperanza para el planeta, aunque no tan optimista para el conjunto de la humanidad.Un chamán me dijo una vez “Alberto, vamos a echar de menos a nuestro hermano blanco”.

Ellos hablan de una “corrección” y de traer de vuelta el equilibrio a la tierra. Esto se anunció en la forma de “la ira de nuestro Padre, el Sol”. Hablan de los lagos de alta montaña secándose y de los glaciares derritiéndose; esto sería el inicio de una era apocalíptica. Pero la profecía hablaba de que el mundo se recuperaría con el nuevo alineamiento planetario que iba a tener lugar.

Es el momento en el que los cielos estarán alineados detrás de nosotros permitiéndonos dar origen a una nueva era en nuestro planeta. Una era de posibilidades, de oportunidades, de sanación.

Yo asistí a la lectura de la profecía más reciente en 1998 en la que le tomaban el pulso al planeta para ver dónde estábamos en la visión recibida por sus ancestros. Y en esa lectura de la profecía dijeron que la confusión y el caos serán mucho mayores de lo que se había previsto, con la posibilidad de una serie de crisis encadenadas.

No una única crisis, sino dos o tres ocurrirían una tras otra trayendo consigo correcciones dramáticas al clima de la tierra, convirtiendo en hostiles e inhabitables grandes extensiones del planeta.

Los incas, los hopis y los mayas eran todos culturas chamánicas. Y alcanzaban estados de conciencia alterados para poder acceder a este conocimiento infinito. Para ello tenían que abandonar el tiempo ordinario, que es la oportunidad que hoy tenemos todos al acercarnos al final del tiempo, adentrarnos en la infinitud, adentrarnos en ese volumen de sabiduría antigua.

Las plantas sagradas le dan a uno acceso a esos dominios. Pero ese es el camino fácil. El entrenamiento de los chamanes es muy riguroso.

Pasaban mucho tiempo en la naturaleza buscando una visión, no se trataba sólo de aumentar los niveles de serotonina en el cerebro para poder experimentar lo divino durante un momento efímero y después volver a una vida que es un infierno.

Hay que estar dispuesto a pagar el precio, a hacer el trabajo, a pasar tiempo en la naturaleza, a pasar tiempo con uno mismo y no sólo a aumentar tus niveles de dopamina y otras sustancias del cerebro que estimulan el éxtasis.Las drogas psicodélicas han abierto las puertas a mucha gente en occidente. Pero abrir las puertas y atravesarlas son cosas muy distintas.

Veo que al acercarnos al fin del calendario nos fundiremos en el milenio de oro, un milenio de oportunidades, un tiempo en el que vivamos en paz, de ríos limpios, de aire limpio…

Nuestro desafío hoy es encarnar las profecías, convertirnos en ese humano post 2012 que yo llamo “Homo Luminus”. Pero esto no está garantizado. Creemos que podemos posponer tomar esas duras decisiones. Pero el momento es hoy".


Este es uno de esos casos en los que la información que nos transmite el entrevistado me parece de una verdad incontestable, una verdad que duele al ser humano occidental, al blanco y al occidentalizado por el blanco.

Yo también he tenido la ocasión de recibir de primera mano el conocimiento y la evidencia del matricidio provocado por nuestra civilización del despilfarro y el desprecio por los bienes naturales, queda por saber la dimensión de las convulsiones que habremos de padecer para aprender la lección de que debemos vivir en la medida de nuestras posibilidades como especie, a colaborar y a pensar en global. Nos falta por averiguar cuán traumático será el salto a una nueva escala de conciencia y cuán repentino será este cambio.

Esto creo que no hay forma de saberlo, sólo cuando se ponga en marcha este invierno de la humanidad, cuando empiecen a caer los caducos valores de una humanidad que se autodestruye y arrastra a toda la biología del planeta al mismo colapso. Nadie sabe cuán necio puede llegar a ser el el ser humano, por lo tanto, cuanto más se demore la solución tanto mayores seran las consecuencias y los efectos de este apocalipsis anunciado que puede durar en mi opinión, un período del orden de siglos.

¿Alguien se imagina a los jinetes del apocalipsis cabalgando por los cielos entre trompetas y estrellas que se caen?

Las trompetas son los avisos de las profecías chamánicas y de las simulaciones estocásticas digitales que tanto la sabiduría ancestral como la tecnología ofrecen a oídos ensordecidos por la comodidad y el abuso de poder.

Los jinetes no son otros que una seríe de crisis encadenadas que habremos de padecer tarde o temprano ante la falta de soluciones globales. Ya tenemos aquí la crisis económica, faltan la crisis climática que ya está encima, la crisis ecológica que vendrá de rebote, la crisis político-religiosa que vendrá como consecuencia de la confusión y la guerra a la que nos llevan y nos abocan obstinadamente, y finalmente una crisis humanitaria que no podrá estar ausente mucho tiempo cuando los recursos naturales se agoten.

El 21 de diciembre no pasará nada y comeremos las uvas del año 2013 con el mismo desenfreno que otros años, pero el tiempo se habrá agotado. Una glaciación no sucede en dos días, ni siquiera una extinción masiva como se supone a la ocurrida con los dinosaurios, el cambio será lento y doloroso aunque Hollywood no esté de acuerdo ni el Vaticano tampoco.

Se supone que ninguna de las antiguas culturas tenía los potentes telescopios y equipos informáticos con que cuentan los astrónomos modernos, sin embargo eran capaces de calcular ciclos temporales con una precisión tan increíble, que hemos de apostar por extraterrestres para poder ofrecer una explicación racional a unos conocimientos de otro modo imposibles.

Estas antiguas civilizaciones tan sólo podían utilizar observaciones de las estrellas a simple vista que tenían que registrar y transmitir durante muchísimas generaciones para poder describir y tabular de manera tan exquisitamente precisa los cambios en los cielos, y despúes de mucho tiempo, llegar a trazar ciclos temporales completos de 5.125 años.


La precesión de los equinocios

En muchas de las antiguas culturas de todo el mundo la creencia de que la precesión de los equinoccios provoca cambios y ciclos en la evolución humana, ha llevado a algunos científicos a creer que nuestros ancestros podrían haber entendido las causas y efectos de la precesión de un modo diferente y más acusado que la moderna teoría, generalmente aceptada, del movimiento del eje de la Tierra.

Conozcamos más opiniones, he aquí la siguente entrevista: Walter Cruttenden, del Binary Research Institute, ha estudiado la mitología de muchas de estas culturas y propone una forma de entender la precesión muy diferente. Propone que nuestro sistema solar parte de un sistema binario de estrellas en el que nuestro Sol está atrapado en una órbita doble con un segundo sol, cada uno girando alrededor del otro en órbitas elípticas que se repiten y que tienen 24.000 años de duración.

La idea me parece muy sugestiva, aunque yo no me atrevevería a vaticinar un período de ciclo de manera tan precisa como lo ha hecho este científico, yo repasaría un par de veces los cálculos.

Sin embargo, debo reconocer que explicaría otros fenómenos cósmicos además de la precesión, que por otra parte yo creo que se debe a otros fenómenos, sin embargo me atrevería a suponer que estas órbitas emparejadas tendrían la peculiaridad, presumiblemente predecible mediante las leyes de Kepler, no sólo de acelerarse cuando los astros están próximos y decelerarse cuando se encuentran alejados, sino que la energía cinética se tendría que transmitir excitando a los cuerpos que conforman los subsistemas solares, es decir, a los planetas en sus órbitas y rotaciones y también a cualquier otro contenido como pueden ser los satélites, y también cualquier contenido superficial tal como posibles habitantes, es decir, nosotros, sólo por simple inducción derivada de la interacción de variables gravitacionales, electromagnéticas, telúricas y cineticas.Nada más conocer esta posibilidad me puse a hacer cuentas y se me disparó la ambición, no me tomen muy en serio pues estaré equivocado en alguna parte, pero si conocieramos con exactitud las trayectorias orbitales de la pareja solar y sus efectos en forma de inducciones asociadas en sus contenidos en sus distintos nives y de manera completa, tendríamos las claves, al menos así de entrada con esta teoría, que nos ofrecerían yo creo que grandes posibilidades de desvelar o poner ecuaciones a ciertas lagunas que parecen de momento insondables en las manifestaciones de la energía en el universo a nivel cuántico, según la teoría de cuerdas, cuyo comportamiento muestra ciertas discontinuidades o saltos que aún no sabemos explicar, o no podemos relacionar.

Perdónen este lapso, ya me pellizco para dejar de soñar, y les presento las hipótesis nada descabelladas a cerca de la profecía maya, de este otro soñador que a mi juicio, en un futuro no muy lejano, puede que nos traiga más de un sorprendente descubrimiento:


Walter Cruttenden del Binary Research Institute

Nuestra investigación se ha concentrado en porqué hay tantas culturas diferentes fascinadas con esta complicada cosa llamada precesión de los equinoccios, cuando lleva una vida entera simplemente darse cuenta de que las estrellas s
e han movido ‘un grado’.

Hay más de 200 mitos que hablan de este movimiento de las estrellas que provoca cambios en la historia de la Tierra. Y parece que si sólo es lo que los estudiosos modernos dicen que es, un simple movimiento de giro del eje de la tierra, no debería tener relación con ningún cambio en la historia o la conciencia.

Así que estudiamos a fondo las enseñanzas védicas sobre la precesión, las cuales nos dan un significado totalmente distinto.

Creemos que la Tierra, junto con el sol y todo el sistema solar se mueven de manera conjunta alrededor de otra estrella, y creemos que e
se es el motivo por el que vemos esta precesión de los doce signos del zodiaco.

Sabemos que todas las órbitas cumplen la leyes de Kepler. Se mueven en grandes elipses y no en círculos. Y eso significa que los cuerpos se aceleran cuando ambas masas se acercan, cuando la gravedad es mayor, y se deceleran cuando están alejadas. Así que si la precesión es el movimiento observable del sistema solar girando alrededor de otra estrella, también debería obedecer las leyes de Kepler, y por tanto, acelerar y decelerar en función de la distancia.

Hoy tenemos datos científicos muy precisos de los últimos 100 años, desde el gran Simon Newcomb al menos, el astrónomo nº 1 en los EEUU hacia el año 1900. Y él registró de forma muy precisa la precesión y se dio cuenta de que se está acelerando año a año, exponencialmente.

Así que lo que hizo fue añadir una constante a la ecuación de la precesión, hoy en día la llamamos Constante de Newcomb, e incluso desde entonces la precesión se ha acelerado por encima de la constante.

Pero hemos tomado la visión védica de que está causada por una órbita que se transita en 24.000 años, y por tanto, si la precesión dura de hecho 26.000 años, debemos estar en la parte lenta de la órbita, lejos de la estrella. Entonces dibujamos una curva de cómo debería ser la velocidad de la precesión en estos últimos 100 años y el resultado fue exactamente la curva que hemos observado históricamente.

Y con ella pudimos predecir que la precesión continuará acelerándose año tras año hasta que alcancemos el perihelio.

Culturas de todo el mundo creían que este gran ciclo, el eón, se dividía en estaciones, igual que las estaciones del año. Lo dividieron en… los términos más fáciles de entender son los griegos, en edades de hierro, bronce, plata y oro, que sería el equivalente al verano en términos de conciencia, y después vuelve a descender. Y cada una de estas eras tiene diferentes características.

Los maestros védicos nos dirían que estamos saliendo del Kali Yuga y entrando en el Dwapara Yuga, que es el equivalente al paso del hierro al bronce, y estamos empezando a darnos cuenta de que no somos sólo cuerpos físicos sobre una tierra físicamente sólida, sino que somos energía y que todo está compuesto de energía.

Y nuestra consciencia sigue creciendo. Usamos cada vez más nuestra consciencia, vivimos cada vez más, las cosas nos van pareciendo más transparentes, no porque la materia cambie sino porque… simplemente vemos la imposibilidad potencial en todo.

Fin 1ª parte.
Fuente: 2012 ¿ciencia o superstición?
Comentarios: A Fuego Lento

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